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Comprendió que se haba quedado dormida y se sintió desorientada, insegura de
dónde estaba. Luego escuchó una maldición y la risita profunda de un hombre. La
maldición de Gary.
Creo que tu ordenador considerar que esto es un instrumento sin punta. Ests
muerto. Harry? Eres testigo? deca Rich.
Por supuesto contestó Harry . Podemos utilizar el ordenador del bar.
Aparecieron ante la vista de Beth. Gary tena el ceo fruncido. Uno despus de otro
teclearon algo en el ordenador; ste les dio las gracias dirigindose a ellos por su nombre.
Y ahora a elegir una nueva vctima y una nueva arma. Es un juego divertido, Gary.
Ve a ver a tus muchachos.
Rich salió por la puerta posterior. Un momento despus, Harry le siguió, y Gary
comenzó a moverse en la dirección de Beth. Se detuvo cuando la vio.
Quiero hablar contigo le dijo ella acercndose a l en el bar.
La semana próxima.
Ahora, Gary. Sentmonos un minuto y hablemos. Ests fuera de la partida.
Lo nico que importa es que has vuelto a casa de nuevo dijo l sacudiendo la
cabeza . Saba que lo haras. Todos se irn el lunes por la noche. Entonces tendremos
todo el tiempo que quieras.
Yo tambin me ir, Gary. No me quedo. Tenemos que hablar!
Ahora no! gritó con voz aguda . Por qu me haces esto? No te irs, maldita
sea! No has explorado la Casa Inteligente? No entiendes lo que he hecho aqu, idiota?
Te estoy poniendo a trabajar. Todo el mundo va a trabajar de ahora en adelante. Se
acabaron los almuerzos gratuitos para ti y todos los dems. El lunes! gritó, dndose la
vuelta y marchndose.
Se sintió dbil y se apoyó en la barra. Tena las manos apretadas, pero senta as el
cuerpo entero. De pronto algo la envolvió por la garganta y siguiendo un reflejo lo sujetó.
Lo siento, Beth. Me temo que ests muerta.
El corazón le lata con fuerza bajo el pecho; le fallaban las rodillas. Si no hubiera estado
apoyada en el bar habra cado al suelo. Le quitaron lo que le haban puesto alrededor de
la garganta y al volverse vio a Jake Kluge que la miraba con ansiedad. Con ambas manos
levantó una cinta con velcro.
Garrote dijo l . Harry?
La pillaste dlijo Harry con una voz cargada de irritación, incluso de cólera.
Beth no les haba odo entrar. Se tocó el cuello y asintió.
Dios mo susurró . Es un juego de locos!
Jake asintió. A primera vista pareca tan perturbado e infeliz con el juego como ella,
pero luego se dio cuenta de que tena el rostro demasiado rgido, y que tras su muestra
de preocupación se estaba riendo. Este juego loco le estaba divirtiendo. Beth miró a
Harry; al menos su cólera e impaciencia eran visibles y sinceras. Por primera vez desde
que le haba conocido se sintió ms aliada de l que de cualquiera de los dems. Jake se
dirigió al otro extremo de la barra, rodendola, y tecleó la información en el ordenador.
Despus, ella fue al tablero, silenciosamente, y confirmó que haba sido estrangulada con
el garrote. Harry atestiguó el asesinato. El ordenador les dio las gracias a todos en su voz
femenina agradable y baja. Felicitó a Jake y le dijo a Beth que senta que hubiera sido
vctima. Se dirigió a todos ellos por su nombre.
Beth estuvo leyendo en su habitación hasta que se sintió demasiado inquieta para
seguir sentada. Haba explorado toda la casa y no deseaba encontrarse con ninguno de
los dems, y se senta demasiado fatigada por el viento para ir de nuevo hasta la playa.
Finalmente salió por la galera y se dirigió al invernadero. Cuando entró, Jake y Gary se
escabulleron hacia el otro extremo.
El invernadero tena doce por dieciseis metros, con filas y filas de vegetales, fresas y
melones, plantas ornamentales. Haba all unas habitaciones de paredes de cristal, dentro
de la estructura, que la asombraron. Invernaderos pequeos dentro de uno grande?
Por qu no? Ya no haba all nadie. Caminó lentamente por los pasillos. Haba frutas de
verano, tomates madurando, pepinos. Una habitación sin estaciones, controlada en todos
los aspectos. Divisó un rea neblinosa y fue a investigar. Eran berros en una bandeja de
agua circulante.
La cena de aquella noche resultó deprimente. Todos estaban nerviosos, hasta los
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